Esta mañana de abril
Tú, que no sé quien eres; tú que lees estos versos míos que tienen ya cien años, oye:
No puedo ofrecerte una sola flor de todo el tesoro de la primavera, ni una sola luz de estas nubes de oro. Pero abre tus puertas y mira, y toma, entre la flor de tu jardín, el recuerdo oloroso de las flores que hace cien años murieron.
¡Y ojalá puedas sentir en la alegría de tu corazón la alegría viva que esta mañana de abril te mando, a través de cien años, cantando dichosa!
(Tagore, El Jardinero)
De un abril
Ya huele el bosque.
Las alondras en vuelo levantan
el cielo que sobre nuestros hombros pesa [...]
Tras largas y lluviosas tardes
llegan las horas nuevas,
soleadas de oro [...]
Hasta la lluvia cae más queda
en el brillo de la piedra [...]
Todos los ruidos enteros se esconden
en los brillantes brotes de las yemas.
(Rainer María Rilke, El libro de las imágenes)