Introducción
En las últimas décadas, hemos sido testigos del vertiginoso desarrollo y de la presencia constante de las tecnologías de la información y de la comunicación. La aparición de las tecnologías ha conllevado que se hayan realizado importantes cambios en sectores de la sociedad tan diversos como la educación, la economía o el ocio. Dada la transcendencia de estos cambios, incluso se ha popularizado el término “Sociedad Red” (CASTELL, 1996) para referirse al nuevo orden mundial que han propiciado las tecnologías.
Este cambio social también ha afectado a la educación, que ha tenido que introducir las tecnologías en el aula para evitar caer en el anacronismo y para adaptarse a las necesidades de la sociedad. Como afirma Gutiérrez (2002), la escuela no puede estar aislada de la sociedad pues tiene que estar al servicio de ella.
Precisamente, una de las principales funciones de la educación es la transformación de la sociedad y la superación de las diferencias culturales y sociales. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, aunque las nuevas tecnologías estén presentes en nuestra vida diaria e, incluso, tengan un sitio en la escuela, no se pueden incorporar sin reflexionar antes sobre el discurso tecnológico que traen consigo. De esta forma, se podrá asegurar que la utilización de estos nuevos medios irá en consonancia con los fines de la educación.
Sin embargo el hecho de que las tecnologías hayan entrado con fuerza en la educación no debe suponer una fe ciega en ellas y no pueden ser concebidas como la panacea para todo tipo de males y deficiencias. La aceptación de este supuesto, que se incluye dentro del discurso tecnológico dominante, supondría una irresponsabilidad. Si no existe una reflexión sobre ellas, se pueden caer en algunos errores. Así, podría ser el sistema educativo el que se adaptara a las exigencias de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación cuando deben ser estas las que se adapten a las exigencias de una educación libre y democrática.
Además, podrían usarse las TIC como simples recursos educativos sin tener en cuenta su importancia como medios de difusión de una cultura y como agentes educativos en entornos de educación informal. Por último, está extendida la creencia de que el uso del ordenador y de dispositivos multimedia interactivos favorece siempre el aprendizaje, sin tener en cuenta, que, si no se emplean correctamente, pueden contribuir a formar individuos dóciles e intransigentes (GUTIÉRREZ, 2007).
Los nativos digitales
A la llegada de las tecnologías a la educación, hay que añadir que los alumnos y alumnas que ocupan las aulas de Educación Secundaria Obligatoria en los primeros años del siglo XXI han sido considerados nativos digitales pues han sufrido un cambio radical con respecto a sus predecesores inmediatos. Con este término, que fue acuñado por Marc Prensky (2001), se denomina a aquellas personas que nacieron cuando ya existía la tecnología digital, han crecido rodeados de esta y se han formado en la particular lengua digital de los juegos, los ordenadores o Internet.
Los jóvenes de hoy constituyen la primera generación socializada en los nuevos avances tecnológicos, a los que se han acostumbrado por inmersión, al estar durante toda su vida rodeados de ordenadores, telefonía móvil, videojuegos, etc.; y estas herramientas ya son imprescindibles en sus vidas. Por ello, los jóvenes piensan y procesan la información de modo significativamente distinto a sus predecesores. Hay que tener en cuenta también que no se trata de un hábito coyuntural sino que se acrecienta en el tiempo.
Los nativos digitales aprenden de diferente manera y son capaces de buscar cualquier cosa empleando Internet. Esto conlleva que se haya producido un cambio en la manera de aprender, pues los jóvenes prefieren el aprendizaje experiencial y activo, la interactividad y el trabajo en colaboración y se caracterizan por la necesidad por la inmediatez y la conectividad (SKIBA & BARTON, 2006).
Así, los profesores que reproducen las clases que les daban a ellos cuando eran estudiantes les aburren y desmotivan pues tienen la percepción de que ese contenido lo pueden consultar en Internet, intercambiarlo entre ellos o localizarlo en otras fuentes. Por ello, para captar su atención hace falta proponer actividades más activas e inmediatas, que se adapten a su modo de concebir los procesos de enseñanza–aprendizaje.
Los nativos digitales también presentan carencias y dificultades en el aprendizaje entre las que se encuentran la pérdida de productividad y los descensos en la capacidad de concentración causados por el desarrollo de la multitarea y el hecho de que el tratamiento de la información se realice de forma más somera y superficial. Además, en el ámbito educativo están mucho más predispuestos a utilizar las tecnologías en actividades de estudio y aprendizaje que lo que los centros y procesos educativos les pueden ofrecer, lo que puede llegar a generarles un sentimiento de insatisfacción (GARCÍA, PORTILLO, ROMO & BENITO, 2006).
Para evitar que las ventajas que conlleva pertenecer a la generación de nativos digitales se conviertan en problemas, se deben tener en cuenta las características de este alumnado a la hora de programar actividades. No se trata únicamente de adaptar temas y contenidos al espacio digital sino de abordarlos y presentarlos de una manera diferente. Una actividad que se podría realizar en clase utilizando las TIC y en consonancia a las características de los nativos digitales puede ser la creación de contenidos por parte del alumnado, como la producción de blogs o de wikis.
De esta forma, los estudiantes registran su conocimiento y generan nueva información. Además, también se pueden proponer actividades en las que se dé al alumnado la posibilidad de compartir objetos digitales como videos, fotografías, documentos, enlaces favoritos… En este proceso de evolución hacia un modelo más acorde con las características de los nativos digitales, hay que hacer hincapié en el papel del profesorado, que es descrito por García, Portillo, Romo & Benito (2007: 5): En este nuevo escenario, el profesor debe modificar su rol en el proceso de aprendizaje, convirtiéndose en el organizador de la interacción entre los alumnos y los objetos de conocimiento, en el generador de interrogantes, estimulando permanentemente a los alumnos en la iniciativa y en el aprendizaje activo con creación, comunicación y participación. Debe guiar los procesos de búsqueda, análisis, selección, interpretación, síntesis y difusión de la información.
La materia Lengua y castellana y literatura y las TIC
En Internet se pueden encontrar fácilmente recursos para la asignatura de Lengua Castellana y Literatura tanto de Primaria como de Secundaria y Bachillerato. La lista de actividades es bastante amplia y abarca todos los contenidos del currículum. A pesar de ello, no debemos caer en el error de pensar que con estas actividades ya estamos incluyendo las TIC en las aulas y tampoco debemos creer que el uso de estos recursos dará siempre muy buenos resultados. Emplear las TIC no siempre es garantía de éxito.
Antes de entrar en la descripción de algunas experiencias que se han llevado a cabo en la asignatura Lengua Castellana y Literatura de Educación Secundaria empleando las TIC, se hará una descripción de los principales errores en los que se puede caer cuando se plantean estas actividades.
Uno de los errores más frecuentes es perpetuar modelos clásicos de enseñanza. Así, utilizar un blog para proponer al alumnado leer en él un texto y contestar una serie de preguntas sobre él no es una propuesta innovadora. Si bien es cierto que en esta actividad se emplean las TIC, se podría prescindir totalmente de ellas y hacer el mismo ejercicio en un cuaderno o siguiendo un libro de texto. En este caso, el uso de las TIC es un adorno y no sirve para potenciar otras competencias del alumnado. En la red podemos encontrar varios ejemplos de actividades de este tipo, que pueden ser útiles para trabajar diversos contenidos del currículum pero que no pueden ser calificadas como propuestas innovadoras pues se adaptan a los modelos tradicionales de enseñanza y no contribuyen al desarrollo de los que hemos denominado nativos digitales.
La única ventaja que se obtiene realizando estas actividades de forma interactiva es que el alumnado puede saber de forma inmediata si ha resuelto la actividad correctamente o no. De esta forma, ya no es necesario que esté presente el docente para corregir el ejercicio y se puede obtener feedback sin importar el lugar y la hora. Un ejemplo de estas actividades podemos encontrarlo en el proyecto elaborado por el CEIP “Nuestra Señora de Loreto” de Dos Torres (Córdoba) [Imagen 1], que propone numerosos enlaces a web interactivas para trabajar los contenidos del primer ciclo de Educación Secundaria Obligatoria. De esta web se ha extraído una actividad gramatical en la que se trabaja el conocimiento de los determinantes y que está dirigida al alumnado de primero de la ESO.
Después de hacer la actividad, se puede saber si las respuestas son correctas pulsando en el botón “comprobar”.